« ¡Qué nada te detenga, mucho
menos el miedo a equivocarte! No desesperes,
no te apresures si las cosas no resultan como las habías planeado, la vida
misma es circunstancial, ¿cómo no habría de serlo todo aquello que de ella se
desprende? Nunca permitas que lo que te
detuvo hoy te detenga mañana. Cambia, renuévate
y trabaja en ello siempre. Nadie ha
nacido predestinado al éxito, sólo se ha esforzado en ello: es tan simple como
se lee. Tal vez no tengas un dios en
quien creer al igual que yo; sin embargo, siempre el hombre necesita en quien
creer… es nuestra naturaleza, y, de algún modo, nuestra fortaleza. Yo solo creo
en el límite de mis posibilidades, y trabajo en ampliar ese límite. ¡Por qué el
límite que tengas hoy, tan solo lo podrás cambiar tú!».
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