jueves, 25 de julio de 2013

MENUDENCIAS V

« ¡Qué nada te detenga, mucho menos el miedo a equivocarte!  No desesperes, no te apresures si las cosas no resultan como las habías planeado, la vida misma es circunstancial, ¿cómo no habría de serlo todo aquello que de ella se desprende?  Nunca permitas que lo que te detuvo hoy  te detenga mañana. Cambia, renuévate y trabaja en ello siempre.  Nadie ha nacido predestinado al éxito, sólo se ha esforzado en ello: es tan simple como se lee.  Tal vez no tengas un dios en quien creer al igual que yo; sin embargo, siempre el hombre necesita en quien creer… es nuestra naturaleza, y, de algún modo, nuestra fortaleza. Yo solo creo en el límite de mis posibilidades, y trabajo en ampliar ese límite. ¡Por qué el límite que tengas hoy, tan solo lo podrás cambiar tú!».

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