Ya
de pie frente al espejo del armario, me decía: «Mirándome a los ojos no leerás
nada, todo lo llevo escrito en la lengua» y a continuación le hacía muecas a mi Yo reflejado, como si esperase tontamente una
respuesta.
¿Por
alguna razón se desprendió la psique? Hubiera preferido que se le desprendieran las retinas. No. Ya estuve
ciego una vez… nada es agradable y solo podía valerme de los recuerdos para
entretenerme y guiarme.
Comprendí
que había sido abandonado por mi alma, lo cual no era catastrófico pues nunca
me aconsejo bien. Estoy incompleto. De mí solo queda la mitad, y la mitad no es
suficiente. ¿Pedirle que regrese conmigo?
— Bueno,
si tú estabas dentro de mí… pues qué esperas para regresar. Un momento, ¿no
debería morir sin ti?