domingo, 9 de noviembre de 2014

Menundencias Vol. XII

Ya de pie frente al espejo del armario, me decía: «Mirándome a los ojos no leerás nada, todo lo llevo escrito en la lengua» y a continuación le hacía muecas a mi Yo reflejado, como si esperase  tontamente una respuesta. 


¿Por alguna razón se desprendió la psique? Hubiera preferido que se le desprendieran las retinas. No. Ya estuve ciego una vez… nada es agradable y solo podía valerme de los recuerdos para entretenerme y guiarme.

Comprendí que había sido abandonado por mi alma, lo cual no era catastrófico pues nunca me aconsejo bien. Estoy incompleto. De mí solo queda la mitad, y la mitad no es suficiente. ¿Pedirle que regrese conmigo?

— Bueno, si tú estabas dentro de mí… pues qué esperas para regresar. Un momento, ¿no debería morir sin ti?