"Tiene un trabajo en la Dependencia Nacional de Recaudaciones (DENARE) como pasante, en la que toda orden es acatada sin amor; DENARE se traga —uno a uno— a sus dependientes a las ocho y media de la mañana; la proximidad al malecón le da, en invierno, una apariencia tenebrosa como la de un galeón fantasmal que asoma, de pronto, en medio del océano; inanimados, reprogramados con el copia-pega en la yema de los dedos, esperan una digestión lenta y tediosa dentro del gigante burocrático por antonomasia. A las cuatro y media, Sebastián abandona raudamente el edificio de la avenida Villanueva (...)".
Ya
de pie frente al espejo del armario, me decía: «Mirándome a los ojos no leerás
nada, todo lo llevo escrito en la lengua» y a continuación le hacía muecas a mi Yo reflejado, como si esperase tontamente una
respuesta.
¿Por
alguna razón se desprendió la psique? Hubiera preferido que se le desprendieran las retinas. No. Ya estuve
ciego una vez… nada es agradable y solo podía valerme de los recuerdos para
entretenerme y guiarme.
Comprendí
que había sido abandonado por mi alma, lo cual no era catastrófico pues nunca
me aconsejo bien. Estoy incompleto. De mí solo queda la mitad, y la mitad no es
suficiente. ¿Pedirle que regrese conmigo?
— Bueno,
si tú estabas dentro de mí… pues qué esperas para regresar. Un momento, ¿no
debería morir sin ti?
Siento que he aprendido bastante y conocido personas estupendas en los distintos lugares en los que trabaje, y ahora en el nuevo se que será así también... Sobre todo he valorado y valoraré los pequeños y grandes consejos de las personas a las que considero mis amigos. Me equivoco, los consejos de tus amigos no tienen tamaño... La amistad, la verdadera, trasciende el espacio y el tiempo en común. JCDM
Nunca antes había sentido tanto la partida física de una persona a la que no conocí, miento... lo conocí a través de la genialidad de su prosa. Gracias Gabo por compartir tu genialidad a través de tu obra literaria, gracias por compartir y vivir nuestra época. ¡Hasta siempre!